Educación Superior

Educación superior: caso de Puebla

Cartas a Gracia

El documento “Estado de Puebla. Perfil de la Educación Superior, ciclo escolar 2021-2022” que presentara Luciano Concheiro Bórquez, subsecretario de educación superior de la Secretaría de Educación Pública, en el marco de la Jornada -nacional- de Difusión de la Nueva Política Nacional del Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior, ante el pleno de la COEPES Puebla y cuya sede fueran instalaciones de la Benemérita (13-1-2023), daría cuenta de la situación que guardara al ciclo escolar citado con antelación, y se vincularía con la carta anterior en la que resaltarían algunos datos generales Gracia.

El cuadro nº 2 “Puebla: Matrícula de educación superior (profesional y posgrado) y su distribución por tipo de institución, ciclo 2021-2022. Las IES públicas contribuyen con el 58% de la matrícula profesional y 12% de la matrícula de posgrado”, tendría una segunda lectura independientemente del análisis que mereciera. El 42.1% de quienes cursan profesional serían atendidos por particulares, lo mismo que el 87.8% de los matriculados en posgrado. Resaltarían, tanto la atención que al 30.5% del alumnado (92 224) de profesional que proporcionaría la BUAP, como la atención que otorga el Tecnológico Nacional de México al 10.2% de los inscritos en el mismo rubro. El que sería el cuadro nº 3 “Puebla: Matrícula de educación superior según nivel educativo y sostenimiento, ciclo escolar 2021-2022 vs 2020-2021 [se acompañaría del siguiente subtítulo] En el ciclo escolar 2021-2022, la matrícula total en la entidad (profesional + posgrado) aumentó en 27 561 estudiantes (8.8%); 10 176 en las IES públicas y 17,385 en las IES particulares”.

Cuadro del que resaltarían los siguientes indicadores: los incrementos absolutos en profesional serían superiores en Puebla que en el promedio nacional, 8.4% en el primer caso y 1.5% en el segundo; mientas en Puebla el incremento en posgrado sería del 12.6%, si bien se debería considerar que el posgrado público local decrecería un 7.8% y que se explicaría por el incremento de 16.1% que tendría el posgrado particular. La variación porcentual en posgrado, a nivel nacional, solo crecería en ese ciclo escolar en 4.6%.

Del cuadro que -aparentemente- sería el nº 4, intitulado “Puebla: Variación de la matrícula de educación superior (profesional y posgrado) por tipo de institución, ciclo escolar 2021-2022 vs 2020-2021 [y con el subtítulo] En el ciclo 2021-2022 la BUAP contribuyó de manera decisiva al incremento de la matrícula total de la IES públicas, con casi 11 mil estudiantes más”, resaltarían varios indicadores: La matrícula total crecería en 27 561 estudiantes, un 9.86%; en tanto que la BUAP la incrementaría en 10 936 al pasar de 84 288 en el ciclo escolar 2020-2021 a 95 224 en el 2021-2022 que equivaldría a un 11.29%. Las universidades públicas estatales y de apoyo solidario decrecerían su matrícula en 29 unidades; el Tecnológico Nacional de México en 1 422 estudiantes; la universidades tecnológicas en 999 alumnos; la universidades politécnicas 30 y las normales públicas 89. En tanto, las IES particulares crecerían en 17 385 alumnas y alumnos, al pasar de 143 229 a 160 614 (12.13%) en el ciclo escolar de referencia.

El cuadro no 8 “Puebla: Variación de los estudiantes de nuevo ingreso a educación superior (profesional y posgrado) por tipo de institución, ciclo 2021-2022 vs 2020-2021. En el ciclo 2021-2022 la matrícula de primer ingreso aumentó en 16 185 estudiantes; de éstos, más de 14 mil en la IES particulares y solo 1 826 en la IES públicas” al pasar el “primer ingreso” de 88 509 en 2020-2021 a 104 694 (18.28%) en 21-22. Entre las instituciones en las que decrecería la matrícula se encontrarían el COLPOS con -5 estudiantes; el Tecnológico Nacional de México con -160; las universidades politécnicas con -75; las normales públicas con -305 y las normales particulares con -137. El siguiente cuadro, el nº 9 “Puebla: Variación de los estudiantes de nuevo ingreso a posgrado (especialidad, maestría y doctorado) por tipo de institución, ciclo 2021-2022”, evidenciaría que en ese ciclo escolar, el 91.63 % de los 17 331 alumnos de la matrícula de nuevo ingreso, recaería en las IES particulares (15 881). El resto sería captada por la BUAP (711 estudiantes); 46 por el Tecnológico Nacional de México; 124 por otras IES públicas; y por último, 338 por universidades pedagógicas. El cuadro nº 10 Puebla: “Egresados de educación superior por tipo de institución, según nivel educativo, ciclo 2020-2021. En el ciclo 2021-2022 se registraron 54,085 egresados en la entidad, de los cuales 42,034 en programas de pregrado y 12,051 en programas de posgrado, 57% de los egresados de programas de pregrado corresponden a IES públicas” y el resto a las IES privadas.

De los 58 085 egresados de instituciones de la entidad, 42 034 (72.36%) corresponderían a profesional (licenciatura) y 12 051 (20.74%) a posgrado. Mientras que las IES públicas egresarían en licenciatura a 24 133 (57.41%) de los 42 034 graduados; la benemérita, por su parte, haría lo propio graduando ella sola a 9 274 de los 24 133 de las IES públicas, el 38.42% de ese subtotal; en tanto que las IES particulares egresarían -en conjunto- a 17 901 (42.58%). La BUAP graduaría a 1 086 (57.55%) de los estudiantes 1 887 acreditados a las IES públicas y que representarían a su vez, el 15.65% del total de graduados en ese nivel (12 051); en tanto que 10164 (84.34%) egresarían de IES particulares. Estarías de acuerdo Gracia, en que la presentación pública del documento que hiciera Luciano Concheiro habría sido un gran avance en el mundo de la desinformación; sin embargo, también que su recurrencia en tiempo y forma es una necesidad permeada por la transparencia. La próxima carta te llegará cuando el futuro nos alcance y Luciano despache en otra oficina.

Educación superior en cifras

Cartas a Gracia 

Estimada maestra:  

  

El Boletín 116 Alcanza esta administración matrícula de 5.4 millones de estudiantes en Educación Superior: SEP, publicado el 30 de agosto de los corrientes, daría cuenta de algunas afirmaciones que tendrían por lo menos que confrontarse con los textos establecidos; entre ellas, la “Ley General de Educación Superior establece obligatoriedad de este tipo educativo” atribuida a Luciano Concheiro Bórquez, subsecretario de educación superior en funciones. El mismo boletín comunicaría “apoya a un millón de estudiantes inscritos en escuelas prioritarias con una beca de dos mil 800 pesos mensuales hasta por 10 meses [y, adicionalmente, que el país alcanzaría una] matrícula de 5.4 millones de alumnas y alumnos en nivel Superior”; cifra que diferiría en 207 382 alumnos a los 5 192 618, consignados en el prontuario Principales cifras 2022-2023; matrícula que de acuerdo al opúsculo citado, sería resultado de la suma de los alumnos inscritos en las modalidades “escolarizada más no escolarizada” y significaría un incremento de un 3.84% entre los dos últimos ciclos escolares.   

 

La alusión de Concheiro tendría sus bemoles y diferiría de la obligación que tendrían padres y madres para enviar a sus hijos a cursar la “educación obligatoria” (establecida en el primer párrafo del Artículo 6 de la LGE), y se referiría a la responsabilidad constitucional que tendría el Estado para impartir este tipo de instrucción, así como lo plantea el Artículo 3º de la Ley General de Educación Superior: “La educación superior es un derecho que coadyuva al bienestar y desarrollo integral de las personas. La obligatoriedad de la educación superior corresponde al Estado conforme a lo previsto en el artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los Tratados Internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte y las disposiciones de la presente Ley”. Ordenamiento contemplado previamente por el parágrafo cuarto del Artículo 6 de la Ley General de Educación: “La obligatoriedad de la educación superior corresponde al Estado en los términos dispuestos por la fracción X del artículo 3o. constitucional y las leyes en la materia”; señalando a la letra: “La obligatoriedad de la educación superior corresponde al Estado. Las autoridades federales y locales establecerán políticas para fomentar la inclusión, permanencia y continuidad, en términos que la ley señale. Asimismo, proporcionarán medios de acceso a este tipo educativo para las personas que cumplan con los requisitos dispuestos por las instituciones públicas.”. Principio que se aplicaría de manera gradual y progresiva, siempre sujeto a la disponibilidad presupuestal, como lo contemplaría, entre otros, el Artículo II transitorio de la LGES; aunque la fracción X del Artículo 67 autorice que las “instituciones públicas de educación superior, con apoyo de la Secretaría, podrán llevar a cabo programas y acciones para incrementar sus recursos, así como ampliar y diversificar sus fuentes de financiamiento, sin menoscabo del principio constitucional de gratuidad en los términos establecidos en la presente Ley”. Ingresos entre los que por “usos y costumbres” se contemplan los derechos de inscripción que las IES públicas cobran a los estudiantes.  

 

En la página 190 se explicitarían los niveles y porcentaje de matrícula que integran a la educación superior (técnico superior universitario 3.9%, normal licenciatura 3.2%, licenciatura universitaria 87.1%, y posgrado 5.8%); porcentaje de alumnos por sexo (47.1% hombres, 52.9% mujeres; porcentaje de alumnos por sostenimiento (13.1% federal, 20% estatal, 29% particular y 37.9% autónomo). A 4 520 ascenderían las instituciones de educación superior (pág. 191), que darían origen a 7 128 escuelas y a 48 113 carreras activas en las modalidades escolarizas y no escolarizada. Las 5 entidades con mayor número de alumnos de los 4 032 931 que configurarían la matrícula de subsistema escolarizado (pág. 192) serían: Ciudad de México 551 879; México 449 396; Puebla 262 342; Jalisco 256 784 y Nuevo León 240 776; y las 5 entidades con mayor número de docentes serían la Ciudad de México 72 551; México 43 915; Jalisco 26 065; Puebla 19 284 y Nuevo León 18 892. Las 5 entidades que albergan al mayor número de las 8 160 escuelas serían: México con 828; Ciudad de México con 728; Veracruz con 504; Puebla con 485; y, por último, Jalisco con 406.  

 

El mapa “cobertura” [definida por el prontuario como (tasa bruta de escolarización): Número total de alumnos en un nivel educativo al inicio del ciclo escolar, por cada 100 personas del grupo de población con la edad reglamentaria para cursar ese nivel] (pág. 196) ubicaría a la Ciudad de México con una cobertura de 120.1%; Nuevo León con 55.9%; Sinaloa con 55.8%; a Puebla con 52.7% y a Querétaro con 46.4%. En tanto quienes tendrían menor cobertura serían Chiapas con un 20.6%; Oaxaca 22.1%; Guerrero 23.7%; Michoacán 30.1%, Tlaxcala 32%; y finalmente, Quintana Roo 32.7%. En cuanto a la absorción, entendida como el “número de alumnos de nuevo ingreso a primer grado de un nivel educativo, por cada 100 alumnos egresados del nivel y ciclo escolar inmediatos anteriores”, destacarían en primer lugar la Ciudad de México con 129.5% seguido de Sinaloa con un 128.2 %; Sonora 116.3%, Puebla 113.8%; Querétaro 107.6%; y a tan solo 6 décimas porcentuales, Yucatán con un 107%. La media nacional de este indicador se situaría en un 88.8%. La eficiencia terminal, definida como el “número de alumnos que egresan de un determinado nivel educativo en un ciclo escolar, por cada 100 alumnos inscritos en la cohorte escolar inicial del mismo nivel” se situaría en 68.6% promedio nacional. 

 

Las cifras y los porcentajes permitirían correlacionar a los diferentes indicadores y sacar conclusiones personales, evitando de esta manera que quienes tienen el privilegio de la información te sorprendan con interpretaciones triunfalistas, alejadas de la realidad Gracia.  

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